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Cómo Un Grupo de Preparadores de Dim Sum Ganó $4 Millones por Salarios Atrasados

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Cocineros de preparación en la cocina del restaurante de dim sum Yank Sing, en el distrito financiero de San Francisco. Los trabajadores allí ganaron una compensación de $4 millones por robo salarial en el 2014. (Vinnee Tong/KQED)

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El restaurante Yank Sing, en un brillante rascacielos en el centro de San Francisco, con un dramático chorro de agua que va del piso al techo y almidonados manteles blancos, destacaba entre los demás restaurantes chinos.

Ésta es una de las razones por las que este otoño causó consternación entre los comensales y el público el anuncio que los trabajadores por hora de Yank Sing habían sido víctimas por muchos años del robo salarial.

El robo salarial es cuando los empleadores obligan a sus empleados a trabajar sin cobrar o no les pagan las horas extra. Los defensores de trabajadores dicen que el robo de salarios es un problema enorme y que no se reporta con frecuencia. Esto es parte de lo que hizo tan excepcional el caso de Yank Sing.

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En conjunto, los gerentes y los empleados anunciaron en noviembre que unos 100 [[ó 280 actuales y antiguos? TK]] trabajadores de Yank Sing habían ganado una compensación de $4 millones, la mayor compensación de su clase. Desde la perspectiva de los defensores de trabajadores, el caso terminó bien. Pero llegar a esta solución no fue nada fácil.

Detrás del telón, un núcleo fundamental de trabajadores inmigrantes de sueldo reducido y poco inglés, libró una campaña tenaz que duró casi año y medio. Corrían peligro que su activismo llevara a que los despidieran, y de a pocos organizaron a sus colegas, quienes a su vez tenían muchas razones por las que no participar.

Li Xiu Zhen era una de los líderes de la campaña de trabajadores.

Li es un inmigrante de 61 años, del sur de la China, cuna del dim sum. Sus días laborales los pasa friendo bolitas de ajonjolí, envolviendo los won ton y pelando camarones. Ha estado preparando dim sum en el Yank Sing durante seis años, y gana un poco más que el salario mínimo. Durante la mayor parte de estos años, típicamente trabajaba de 11 a 12 horas al día. Y hasta hace poco, su sueldo indicaba que había trabajado sólo ocho horas.

Ésta es una de las infracciones laborales que la Comisión Laboral de California encontró en su investigación de Yank Sing. Abogado David Balter explica que la Comisión encontró que los gerentes se quedaban con las propinas y que se estaba obligando a las personas a trabajar horas extra sin cobrar.

Li Xiu Zhen, cocinera de frituras en el Yank Sing, es una de los líderes organizadores de una campaña en defensa de los derechos laborales en el restaurante.
Li Xiu Zhen, cocinera de frituras en el Yank Sing, es una de los líderes organizadores de una campaña en defensa de los derechos laborales en el restaurante. (Vinnee Tong/KQED)

“Hay que pagar a las personas”, dijo Balter. “Eso es bastante obvio. Hay que pagar a las personas por las horas que trabajan”.

Los defensores de la fuerza laboral comentan que cunde el robo salarial y que ocurre en muchas industrias. Haeyoung Yoon, con el National Employment Law Project, indica que tres de cada cuatro trabajadores de sueldo reducido en los EE.UU. no recibieron el pago correcto para las horas extra en el 2008. Dice que el problema es epidémico.

“Nosotros decimos que es una de las tendencias definitivas del mercado laboral del siglo XXI”, explica Yoon.

No todos creen que el robo salarial es un gran problema. Janna Haynes es la vocera de la California Restaurant Association, la cual representa a propietarios de restaurantes.

“No me parece que se dé ampliamente el robo de salarios”, dijo Haynes. “Me parece que hay algunos incidentes aislados. No me gusta. A la California Restaurant Association no le gusta, y no toleramos ese comportamiento de los empleadores”.

No obstante, en San Francisco, la mitad de los trabajadores de restaurantes en Chinatown dijo que se le paga menos del salario mínimo en el 2010, según una encuesta realizada por la Chinese Progressive Association.

Los defensores dicen que los trabajadores que se encuentran en esta situación con frecuencia se mantienen con la cabeza gacha.

Al principio, a Li le preocupaba que le despidieran si se quejaba. Pero sintió la frustración de sus colegas. Ella no habla nada de inglés, pero decidió que era hora de levantar la voz.

En un empleo anterior, Li había ganado salario atrasado del restaurante. Pensó que también se podría lograr en Yank Sing. Sus colegas estaban nerviosos y Li se convirtió en una de los organizadores para darles la confianza necesaria para unirse a la campaña.

Cocineros de preparación trabajan en la cocina del Yank Sing.
Cocineros de preparación trabajan en la cocina del Yank Sing. (Vinnee Tong/KQED)

“Después del trabajo, íbamos a sus casas, para hablar abiertamente, cara a cara”, cuenta Li. “A veces nos quedábamos hasta las 11 o la medianoche”.

Iban generando impulso con las reuniones de noche.

Y, notablemente, la gerencia de Yank Sing estaba dispuesta a escuchar cuando se presentaron los trabajadores con su queja. El restaurante es un negocio familiar cuyos propietarios son Henry y Judy Chan.

“Yo creo que a nuestros propietarios les chocó sinceramente cuando supieron y fueron concientes de lo que ocurría”, dijo el director de operaciones del restaurante, Jonathan Glick. Glick se unió al equipo gerencial una vez que los propietarios aprendieron del problema. Explica que los propietarios han reemplazado a tres cuartas partes del equipo gerencial.

Después de una serie de negociaciones durante año y medio, los Chan concordaron en pagar cuatro años de sueldo atrasado.

Los trabajadores ahora tienen refrigerios rutinarios, y utilizan hojas para llevar la cuenta de las horas que trabajan. Y tienen seguro médico, todo pagado. Li dice que ahora sí puede salir del trabajo con tiempo para disfrutar de cosas sencillas, como hacer la compra para cocinar la comida de la tarde para su familia. Dice que la diferencia es tremenda.

“Claro que las cosas están mucho más relajadas, mucho más alegres, ahora”, comentó Li.

Yoon, del National Employment Law Project, dice que la victoria en el restaurante Yank Sing es parte de un movimiento que ha estado creciendo a nivel nacional durante los últimos dos años.

“Los trabajadores de la comida al paso, de comercios minoristas, de restaurantes, trabajadores domésticos se están presentando para exigir mejor salario, mejores condiciones laborales”, explica Yoon.

Trabajadores y defensores laborales marchan por salarios más altos y mejores condiciones laborales en la estación de BART de la 16 con Mission, el 21 de enero del 2015.
Trabajadores y defensores laborales marchan por salarios más altos y mejores condiciones laborales en la estación de BART de la 16 con Mission, el 21 de enero del 2015. (Vinnee Tong/KQED)

Shaw San Liu trabaja en la Chinese Progressive Association, con sede en San Francisco. Durante la campaña, su organización y la Asian Law Caucus ayudaron a los trabajadores de Yank Sing con explicarles sus derechos, con organizarse como grupo y para presentar sus peticiones a la gerencia.

Liu dice que le da orgullo ver los beneficios que han ganado estos trabajadores inmigrantes.

“Todas estas cosas, casi no se oyen, casi no ocurren en esta industria”, dice Liu. “Nos parece que hemos sentado un precedente para otros restaurantes”.

Ahora Li, la que prepara el dim sum, espera que Yank Sing se convierta en ejemplo para otros que quieran emprender la batalla contra el robo de salarios.

“Esperemos que todos organicen a más personas, que estén mejor informados para poder recibir el pago que nosotros recibimos y tener mejores vidas”, comenta Li.

Ella dice que la campaña la transformó. Ella aprendió que podía sentarse en la mesa de negociaciones con los gerentes, cuando antes le daba nervios sólo hablar con ellos.

Y se mantiene activa abogando por los derechos de los trabajadores, con ayudar a organizar a trabajadores en otros restaurantes para que levanten la voz contra el abuso.

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California tiene la séptima economía más grande del mundo, y a lo largo de la historia del estado, los inmigrantes han contribuido mucho al desarrollo de esta prosperidad. Hoy, una de cada tres personas trabajadoras en California es inmigrante – proporción que ha crecido en las últimas décadas. Nuestro estado está conformado por estos trabajadores y emprendedores – 6 millones de personas que han encontrado empleo en el Estado Dorado. En nuestra serie “Transformación migrante,” KQED y The California Report exploran el impacto que surten los inmigrantes, los retos que enfrentan y las políticas que les afectan.

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