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Dos Hermanas de El Salvador Están un Paso Más Cerca del Alivio Migratorio Especial

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Nota del editor: Yesenia le pidió a KQED no usar su apellido por lo que es una inmigrante sin documentos.

Jennifer y Yesenia están de pie en la sala de estar de su apartamento modesto de dos recámaras.

Tienen los ojos bien cerrados, concentrándose en una oración. Las hermanas se sienten ansiosas e inquietas.

Hoy es el día más importante de su vida.

En aproximadamente una hora, comparecerán ante un juez del Tribunal Superior quien decidirá otorgarle o no a Yesenia la tutoría legal permanente de su hermanita, una decisión que podría abrirle el camino a Jennifer para quedarse aquí legalmente, gozando de una clase especial de estatus migratorio.

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Se reunieron las dos hermanas hace apenas un año, después de estar separadas durante 10 años.

“Sí, estoy bien nerviosa”, comenta Yesenia. “Dios quiera, [el juez] no me la quite. Si ella regresa [a El Salvador] de nuevo…la perderé por completo. Ese es mi mayor temor”.

Jennifer, de 17 años, llegó el año pasado a vivir con su hermana Yesenia, de 34 años, en el condado de San Mateo. Formó parte de aquella ola de miles de niños centroamericanos que llegaron a los Estados Unidos, huyendo de la violencia de las pandillas.

Ahora Jennifer intenta quedarse con solicitar un alivio migratorio especial. Pero al recoger información para fortalecer su caso legal, las hermanas se ven obligadas a enfrentar un secreto familiar doloroso.

Durante los últimos meses, han estado colaborando con una abogada conocida que atiende casos pro bono, Jennifer Horne, quien ofrece representación legal a los niños inmigrantes en la Legal Aid Society del condado de San Mateo.

Pasé a visitar a Horne en su despacho de Redwood City antes de la audiencia de las hermanas.

“Me parece que tiene mérito su caso”, dice Horne, con el expediente legal de Jennifer distribuido por su escritorio.

La tarea que tiene Horne es de convencer al juez que a Jennifer hay que otorgarle estatus especial para migrantes juveniles, que se llama en inglés Special Immigrant Juvenile Status.

Explica que Jennifer califica para el estatus por lo que su padre biológico la abandonó hace muchos años, y su madre ahora se ha refugiado en una iglesia en El Salvador después de recibir amenazas de las maras, ella y su hijo.

No han visto al padre de Jennifer porque no se ha dejado ver.

Esto lo sabe Yesenia, y lo sabe su madre. Pero ninguna de las dos pudo nunca contarle a Jennifer la verdad.

Yesenia, cuyo padre la abandonó cuando tenia 4 años, dice que el padre biológico de Jennifer dejó a su madre antes que Jennifer naciera.

“Yo creo que se sentía muy sola mi madre”, explica Yesenia. “Llegó este señor y la trataba muy bien. Ella siempre buscó ese tipo de atención de los hombres”.

Se quedó embarazada con Jennifer, pero el hombre le instó a que abortara.

Ella se negó.

Entonces Jennifer se crió pensando que otro hombre era su padre. Con el tiempo, como los demás, él también las abandonó.

El caso legal de Jennifer, sin embargo, depende de poder informarle al tribunal lo que ocurrió con su padre.

Como resultado, Yesenia llamó por teléfono a su madre hace unas semanas, y entre las dos le contaron a Jennifer la verdad. Yesenia comenta que su mamá estuvo con varios hombres durante su vida.

“Me duele mucho”, admite Yesenia, el rostro empapado de lágrimas. “Ni mi padre ni el de ella supo nunca que teníamos problemas, o que si había qué comer. Nunca supieron nada”.

Jennifer sigue tratando de comprender lo que su madre le reveló.

“[Mi mamá] nunca me había hablado de esto”, cuenta Jennifer. “Que mi papá no era mi padre … que fue algún hombre al que nunca conocí”.

El hombre que Jennifer pensaba era su padre era en realidad el padre de su hermano menor, pero Jennifer dice que “lo quería como mi papá”.

En este momento, un número creciente de niños migrantes en los EE.UU. están en la misma posición que Jennifer – desenterrando las historias familiares en un esfuerzo por quedarse en los Estados Unidos legalmente.

Unos seis mil jóvenes solicitaron el estatus especial para migrantes juveniles durante el año fiscal que terminó el 30 de septiembre. Esta cifra es tres veces mayor que la de cuatro años antes. Primero, deben probar que al menos uno de sus padres les dejó, los dejó al abandono o los abusó. Si esto lo pueden probar, pueden solicitar permanecer aquí.

Los abogados de inmigración dicen que esto es más fácil que solicitar el asilo, en muchos casos.

Jennifer ahora está por dar su primer paso por este camino en el Tribunal Superior del condado de San Mateo.

Las hermanas de dirigen por los corredores del tribunal.

Están inquietas.

Su abogado, Jennifer Horne, tiene ciertas dudas, las cuales guarda en secreto, en este momento. Le ha resultado difícil juntar toda la evidencia y la documentación necesarias de El Salvador para probar el caso de Jennifer. Y le tocó apresurarse por reunir materiales que el juez le pidió a última hora.

Antes de entrar al tribunal, Horne rápidamente repasa la estrategia que aplicará.

“Claramente el juez no ha visto los documentos que acabo de presentar”, le explica Horne a Jennifer y a Yesenia. “Hablará mayormente conmigo, pero es posible que tenga alguna pregunta para ustedes”.

Las hermanas están sentadas sobre un largo banco de madera, abrazándose.

Se abre la puerta del tribunal, y las hermanas siguen a Horne para sentarse frente al podio del juez.

El juez del Tribunal Superior, Joseph Scott, abre el expediente de Jennifer, analiza la evidencia y mira directamente a la joven de 17 años.

El juez Scott pregunta: “En tiempos recientes, ¿ha intentado alguien localizar al padre de Jennifer en El Salvador? ¿Se ha hecho intento alguno?”

Jennifer and Yesenia. (Gabriel Salcedo/KQED)
Jennifer y Yesenia. (Gabriel Salcedo/KQED)

Responde Horne: “Hemos hecho todo intento por intentar localizarlo … es posible que haya fallecido, o que esté en otro país. Sencillamente no tenemos ninguna pista”.

El juez hace otras preguntas, se quita los lentes, y presenta su decisión.

Encuentra que en realidad el padre de Jennifer la abandonó. También le otorga a Yesenia la tutoría legal de su hermana.

Una vez que salen del tribunal, brotan las lágrimas.

Las hermanas se unen en un fuerte abrazo.

Jennifer no encuentra palabras para expresarse.

Después, al final, sonríe.

Jennifer sabe que está ahora más cerca a la posibilidad de obtener estatus legal. Aún así, las hermanas y su madre se han visto obligadas a entrar en un terreno emocional desconocido.

Una hija quien ahora quiere preguntarles a su mamá y a su hermana, “¿por qué guardar este secreto durante tantos años?”

Y una hermana y una madre quienes ahora deben explicarle el pasado, en lo que se esfuerzan por asegurar el futuro de Jennifer.

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